RECUERDOS DE MICKY Y WALTER LAVALLEJA.
Pocho Rospigliosi
28. April 4
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EN EL CIELO CELESTE
Por: WALTER LAVALLEJA SARRIES
Walter Lavalleja, el gran Walter. Era con quien le gustaba conversar mucho más. Se pasaban horas de horas haciendo planes, discutiendo,
conversando, analizando, desmenuzando un tema, dándole posibles soluciones a los mismos.
Los dos vieron mucho fútbol. Pocho desde aquel sudamericano, lejano ya, de 1949 en Rio de Janeiro, Brasil; y Walter, desde su trampolín
internacional como dirigente del Nacional de Montevideo.
Qué tipo, siempre luchador, emprendedor, decidido, leal, inteligente, sagaz para resolver las cosas eran exactamente iguales. Pocho en el
periodismo y Lavalleja en lo dirigencial y empresarial.
Mi padre lo quería muchísimo, siempre que concordaban en algo lo clásico era: "pero Pocho, como no va a ser como yo, si los dos somos de Aries",
frase casi religiosa en cada encuentro como el "fuerte abrazo".
Mi padre me contaba muchas cosas de Walter Lavalleja, pero la que siempre recordaba, es aquella cuando Walter lo citó y le dijo: "Pocho, voy a
empezar a construir el estadio de Alianza Lima", y, mi padre le respondió con la clásica frase inventada por el maestro Pastor: "Hazte ver".
Paso el tiempo, le presentó los planos y le dijo: "Estás loco".
Corría el año 1974 y ya estaba la tribuna de oriente del estadio victoriano. Lavalleja invitó a mi padre para que la inaugure. Y si ustedes van a
la fila siete de oriente, a espaldas más o menos de la bancada de suplentes, verán dos pies marcados en el fresco cemento, que son los de Pocho
Rospigliosi.
En retribución y homenaje a su amigo del alma y a un hombre que le dio una gran alegría al Perú como el hecho de construir un estado de fútbol, a
su caseta de transmisión le puso "Caseta Walter Lavalleja". La primera en inaugurarse en el Estadio del Alianza.
Fuerte abrazo a Walter, debes haber sufrido y llorado tanto como la familia Rospigliosi, porque eres uno de nosotros.
Se fue tu gran amigo y hermano Pocho, o simplemente "gordo" como tú lo llamabas.
Así es Micky, gracias por tus recuerdos. Para mi es tema muy grato, evocar y honrar la memoria de los grandes hombres, que con su sello indeleble, marcaron huellas históricas y
ejemplares en el mundo. Son seres predestinados que ahora finalizando el presente milenio, conforman esa selectiva lista de triunfadores del Siglo XX.
A esa pléyade selectiva pertenece "Pocho" Rospigliosi, el inolvidable, el entrañable amigo, que ahora de seguro reside en el celeste cielo, destino final de los hombres de
bien.
"Pocho" Rospigliosi Rivarola, merece este mi sentido homenaje póstumo. No solo mío, sino de toda mi familia que supo gozar de su amistad y valorar su hombría de bien, al igual que
goza de su bienamada leal esposa Gladys y sus hijos: Lucy, Juan Carlos, José Luis y especialmente Micky.
Allí en los años sesenta cuando llegamos con mi esposa Susana a ésta acogedora Lima, donde nacieron mis dos últimos hijos: Dominique y "Tato" (Walter Jr.) comenzó la inolvidable
relación de gran amistad con él. Amistad que se cimentó con el invalorable apoyo que nos brindó en ese objetivo que nos trazamos para hacer realidad el sueño del Estadio de
Alianza Lima.
Pero a la par, aprendimos a valorarlo por su filosofía de vida, su gigante espíritu positivo, su pasión por un fútbol peruano grande, sus objetivos pensando en una sociedad mejor,
triunfadora, con el deporte como vehículo clave, donde creemos, fue un predestinado e incomparable periodista.
El deporte peruano en general y en especial el fútbol tuvo sus años maravillosos con "Pocho" Rospigliosi. Fue el único periodista que tuvo liderazgo de opinión real y evidente en
esos años maravillosos del deporte peruano dirigiendo diario y revista, haciendo radio y simultáneamente TV, con singular éxito. Así crecieron y se consagraron con él, la Tercera
de La Crónica, el Nuevo Extra, su querida Ovación, Gigante Deportivo, etc., etc..
En esa vorágine de jornadas deportivas, inolvidables con clasificaciones para los Mundiales del 70, 78 y 82, con Copa América ganada en 1975, con el voley tuteándose con coronas
mundiales y olímpicas, con boxeadores disputando títulos mundiales, etc. tuvo siempre la calidez para honrarnos entre sus amigos de ley y su tesón en el trabajo, su filosofía de
bien, y Caseta de Ovación en el Estadio del Alianza Lima, el nombre de este servidor, único recuerdo que perdura desde 1974.
Para Gladys, Micky, Lucy, Juan Carlos y José Luis un cariñoso y fuerte abrazo.
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